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sábado, 28 de mayo de 2011

Algo curioso sobre dos gaviotas


A veces nos encontramos con cosas curiosas ante los ojos que despiertan una carcajada en nosotros, muchas veces por lo inesperado que acabamos de presenciar.
Hace unas semanas viajamos a Galicia y en Portonovo, cerca de Sanxenxo, pudimos contemplar un grupo de gaviotas que revoloteaban sobre el puerto. Al cabo de un rato nos sorprendió que dos gaviotas comenzaron a perseguirse con ademanes algo alterados; se posaron en el suelo y se picotearon una a la otra repetidas veces y durante un rato. Nosotros nos pregutábamos qué ocurría, porque a la vista estaba que aquello no era un cortejo nupcial, pero no sabíamos qué era.

Después de unos minutos nos quedamos boquiabiertos y soltamos una gran carcajada cuando por fin se descubrió el motivo de tal enfado. Una de las gaviotas, seguramente la más lista, se abalanzó y con su pico atacó el de su contraria y le sacó del buche un enorme pez, que casi abultaba más que ella. Estaba claro que ambas habían luchado por aquel pescado. Comenzamos a reír y a filosofar sobre el tema.
¡Será ladrona!_dijimos_ Pero luego pensamos que la gaviota que arrebató el pez a la otra, es posible que fuera la dueña en realidad y que la primera gaviota se lo habría robado antes. No vimos el comienzo de la pelea, así que nunca sabremos la verdadera razón. Pero fuera cual fuera el motivo, la cuestión fue que la gaviota salió volando con su pez y la otra se quedó con dos palmos de narices sin saber qué hacer.
Esta historia puede sugerir cantidad de alegorías, a mí se me ocurren unas cuantas, pero os quiero dejar espacio para la imaginación y que cada cual piense lo que quiera y saque sus propias conclusiones en una meditación trascendente.
( Y la cuestión es que a la vista de la foto, nadie diría que iba a pasar lo que pasó, la de la derecha es la que se llevó finalmente el pez).



Fachadas curiosas en Toulouse


Cuando uno sale de viaje se fija más en todos los detalles y encuentra un montón de cosas curiosas, no es que en la propia ciudad no las haya, que en todas hay, pero tal vez en lo que vemos a diario reparamos menos y nuestro cerebro presta más atención a las novedades, así aunque han sido solo unas pocas horas las que esta semana he estado en Toulouse, en sus calles he visto muchas fachadas que por diversos motivos me han sorprendido.

Por ejemplo la que he elegido cómo encabezamiento para este artículo, tal vez no veáis nada demasiado especial en ella, sin embargo si os fijáis bien veréis que lo que parecen ventanas con persianas bajas, son en realidad dibujos, no hay ventana en esos lugares, tan solo su imagen. Gilbert, nuestro guía nos explicó que el motivo es que en alguna época se recaudaban los impuestos en función del número de ventanas.

Si en la antigüedad en Toulouse algunos utilizaban los murales para simular ventanas y aportar simetría a las fachadas sin tener que pagar más impuestos, otros los utilizaban la pintura para decorar el techo de los soportales, en este caso se trata sólo de adornar por adornar y la verdad que el resultado es muy bueno.

Cada vez me gusta más encontrar techos decorados y últimamente lo he visto en varios comercios modernos, no queda bien en espacios bajos y muy cerrados, pero si los techos son altos y hay suficiente amplitud, puede ser una idea tan buena o mejor que la de la decoración de paredes que es sin embargo mucho más habitual.

Finalmente para mí es siempre llamativo ver edificios construidos casi de forma íntegra con arcilla, en donde yo vivo todo es piedra y más piedra, sobre todo en la parte antigua, fachadas, calles, columnas… pero por lo visto en los alrededores de Toulouse no abunda la piedra y por eso la arcilla, la cal y la madera son materiales más habituales en la construcción de los edificios del casco histórico.

En algunos se llega a pintar la arcilla de blanco, para conseguir un acabado diferente, y me ha llamado mucho la atención ver vigas de madera al descubierto, que no sé exactametne cuantos años tendrán pero muchos y a pesar de mostrar un cierto deterioro, siguen aguantando el paso de los años muy dignamente.

Un consejo, en todas las ciudades en general, y en Toulouse en particular, hay que mirar hacia arriba mientras paseamos, aunque con cuidado de no tropezar, si miramos hacia la calle todo el rato, nos perderemos cosas muy interesantes en las fachadas.


Una almohada de mesa


Si sois de los que se quedan dormidos en cualquier parte, os encantará este invento. Desafortunadamente para mi yo soy incapaz de dormir sentada, aunque más de una vez lo he intentado no puedo dormirme en una silla o sobre la mesa, aunque nunca he probado con esta almohada portátil de mesa, tal vez así me resulte más fácil conciliar el sueño fuera de la cama o el sofá.

El invento consiste en un textil acolchado que nos colocamos en la cabeza para descansarla sobre la mesa, tiene también espacio para colocar las manos, conste que yo lo veo un tanto claustrofóbico, para saber si realmente es cómodo necesitaría la opinión de alguien que lo haya probado, tal vez colocar simplemente un cojín en la mesa sin más también pueda servir.

Aquí la idea es utilizar el método avestruz, esconder la cabeza en el interior del textil para poder aislarse del mundo a descansar, así podemos cambiar en el trabajo la hora del café por la de la siesta en mesa. La verdad es que por muy pensado que esté para el descanso el diseño les ha salido bastante feo, yo creo que algo se podría mejorar, pero puede ser un regalo original para dormilones.

Vía | Design Milk

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