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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Buceando sin necesidad de tanques de oxígeno


Gracias a una nueva tecnología, ahora podremos sumergirnos en el agua sin la necesidad de ir provistos de aparatosos tanques de oxígeno. Una batería de litio de un kilo de peso suministraría una hora de oxígeno. Se llama LikeAFish (como un pez).

El creador de este revolucionario sistema ha sido el inventor israelí Alon Bodner, que se aprovecha de las pequeñas cantidades de oxígeno que existen en las partículas del agua (en el océano, el viento, las olas y las corrientes submarinas, ayudan a propagar pequeñas cantidades de aire dentro del líquido), imitando así el sistema respiratorio de los peces.

Gracias a la ley física llamada Ley de Henry, que describe la absorción de gases en los líquidos (establece que la cantidad de gas que puede estar disuelto en un líquido es proporcional a la presión de dicho líquido), Bodner podría revolucionar la manera que tenemos de bucear: en unos años este sistema podría estar en el mercado y permitir a submarinos pequeños y a buceadores permanecer mucho más tiempo seguido bajo el agua sin tener que salir para recargar sus tanques de oxígeno.
La ley establece además que disminuyendo la presión del líquido, de éste saldrá más gas hacia fuera. Es exactamente lo que sucede cuando abrimos una lata de un refresco: cuando se abre, el dióxido de carbono disuelto en el líquido y sometido a la presión de la lata sale cuando la presión disminuye al abrir el receptáculo que la produce. La extracción del gas en el agua puede hacerse mediante un sistema de fuerza centrífuga, que haría rotar rápidamente el líquido generando en él menos presión, de forma que se expulse el aire. Para aprovechar el aire que hay en el agua, se emplea una pequeña cámara cuyo sistema es recargable con baterías. Los cálculos realizados demuestran que una batería de litio de un kilo de peso suministraría oxígeno a un buzo para una hora de tiempo bajo el agua.

Con todo, Bodner admite que el sistema no es apto para ser usado en aguas con ausencia de oxígeno o polucionada y señala que un pequeño tanque de aire comprimido, incorporado al sistema, podría funcionar como reserva en caso de un fallo en la batería. Y los críticos del sistema consideran que no obrará como un sustituto de los sistemas tradicionales, sino como uno a tener en cuenta en determinados ámbitos.

Vía | La Flecha

Si quieres ver a un fantasma, toma mucha cafeína


Una de las razones por las que la gente cree que existe la vida después de la muerte es que ha visto fantasmas o ha oído voces del más allá. A esta engañosa relación causa-efecto contribuye nuestra especial predisposición a dar explicaciones a lo que ignoramos. También ayuda la extraordinaria fiabilidad que le otorgamos a nuestros sentidos.

Por eso existen películas como Ghost. Donde el público ve normal que el simple testimonio o la experiencia personal son suficientes para creer algo realmente extraño: que estamos continuamente rodeado de muertos.

Afortunadamente tenemos un sistema de análisis de fenómenos sobrenaturales que excede nuestras escasas habilidades para interpretar la realidad. El método científico.


Ello no significa que debamos tomar por locos a quienes dicen haber visto a un fantasma. Pero lo cierto es que los sentidos de cualquier persona sana pueden cometer gravísimos errores por sí solos, y ya no digamos cuando intervienen otras sustancias. Como la cotidiana cafeína.

Según una investigación de la Universidad de Durham, Reino Unido, las personas que ingieren mucha cafeína (el equivalente a 7 tazas de café) son más propensas a tener alucinaciones, tales como escuchar voces o ver cosas que no existen. La explicación se encuentra en el hecho de que la sustancia incrementa los efectos psicológicos del estrés. El cuerpo, entonces, libera cortisol para combatir la tensión, la hormona responsable de las alucinaciones.


Nuestro cerebro, por muy cuerdos que estemos, puede generar cosas que no existen. O fenómenos perfectamente naturales pueden ser sistemáticamente malinterpretados por un cerebro que, además, ha sido influido culturalmente para creer en la vida después de la muerte.

Este hecho se puede comprobar cuando visitamos un castillo o una casa abandonada. Culturalmente estamos condicionados a pensar que en estos lugares es más habitual el vislumbrar presencias de ultratumba. El viento, hace el resto.

No sólo participa la sugestión o el acervo cultura del terror gótico: el viento que suele colarse en este tipo de construcciones, al toparse con chimeneas o al cabalgar por los pasillos, produce ondas sonoras de muy baja frecuencia. Cuando la frecuencia de esas filtraciones (inferior a veinte hercios) corresponde con la frecuencia de resonancia del globo ocular humano (unos dieciocho hercios), éste empieza a vibrar, lo que puede acarrear trastornos de la visión y alucinaciones muy vívidas.

El viento, la cafeína, nuestra manía por dar explicaciones fehacientes a lo que ignoramos y otros muchos factores, posiblemente, sean los responsables de la existencia de brujas, vampiros, hombres lobo, fantasmas y demás parentela sobrenatural que ha estado visitando al ser humano a lo largo de la historia. Como monstruos de la mente.

Vía | Planetacurioso.com

1 comentario:

  1. Hola, permíteme felicitarte por tu interesante blog y los buenos artículos que he leído. Quisiera coordinar contigo para ver si puedo agregarlo en mi blog de tal forma que sea referencia para las personas que lo visiten. Me puedes contactar por correo a manganimemaster@gmail.com

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